Hotel, casa rural, hostal, apartamento, camping, alquiler vacacional, urbano o rural.
De las reservas que te entran, un buen porcentaje llega desde OTAs como Booking o Expedia que, a su vez, tienen impuesta una comisión de entre el 15 y el 20% que es ciertamente molesta. ¡Tiranía!
Y encima te tienes que dejar una pasta en metabuscadores como Trivago o TripAdvisor para conseguir visitas, pues el tráfico orgánico está restringido a los gigantes y pa ti, na de na.
Vamos, que hay que darle caña al canal directo.
Minorista, de las que vende viajes y servicios al cliente final. Receptiva o emisora.
Si vendes viajes de un mayorista, tienes un señor catálogo y hala, ¡suerte para ver si cae algún viaje! Y si la web te la ha dado ese mayorista y es de marca blanca… la suerte tendrá que ser mucha, mucha por las escasas opciones de personalización.
En cambio, si vas por libre y eres tú quien se diseña los viajes, las pasas canutas para sacar buenos porcentajes y crear viajes que convenzan económicamente al viajero.
Qué chungo es ser intermediario cuando eres buena persona, quieres un trato justo con el proveedor (no como las OTAs tiranas) y a la vez tienes que montarte una web y llevarlo TODO.
En fin, que ser agente de viajes no es nada fácil hoy en día.
De aventura, de ocio, por la ciudad, por la naturaleza, gastronómicas e incluso tours.
Tampoco es una situación nada fácil: la competencia es brutal y encima la comisión que se llevan OTAs como Civitatis, Viator, Musement, Tiqets o GetYourGuide se puede ir hasta el 30%: una auténtica sangría.
Y además hay que tener una web propia, un motor de reservas que funcione, un channel, un diseño apañadito y un contenido que posicione.
Y súmale la gestión de las reservas y la comercialización de las mismas.
Está chungo no, chunguísimo, el asunto.
En tu país o en el extranjero, especialista en un destino general o en algo en particular, con mucha o con poca experiencia.
Aquí caminas solo, pero siguen rondándote OTAs como Viator, Civitatis & company, que te piden exigen hasta un 30% de comisión si consiguen vender uno de tus tours.
Y aquí, ojo: el tour lo haces tú. Tienes que dedicar tu tiempo a proporcionar un servicio exquisito y a ver si fidelizas o consigues que te recomienden.
Y cuando llegas a casa, encima, toca poner bonita tu web e intentar que te consiga solicitudes directas.
Parece que haya que ponerse el traje de Superman/SuperWoman, o si no ya me contarás.